Estoy estupefacto, viendo como aumenta la cantidad de videos de «linchamientos de delincuentes» en Venezuela (y al parecer también en Dominicana, Colombia y México).
El pueblo cansado de ver a su gente robada, secuestrada, violada o asesinada, en el país más violento de América y con mayor índice de impunidad, ha empezado a tomar la ley en sus manos y a condenar a muerte en la calle (sin jurado, juicio, ni abogado), a todo el que es capturado «in fraganti» en algún delito.
¿El procedimiento? Atacar en turba, anular, humillar y golpear hasta la rendición absoluta, al victimario descubierto.
Debo confesar que la primera vez que vi un video de mi país, me dio una dualidad de sentimientos. Por una parte lo sentí justo, necesario y hasta compensatorio, ya que el atacado se presume había golpeado a una señora embarazada para robarla. Por otra, sentí una profunda tristeza compasiva, al ver a un ser humano en su punto más álgido de vulnerabilidad, llorando, sangrando profusamente y pidiendo clemencia mientras la multitud lo seguía golpeando.
Ambos sentimientos estaban allí, vívidos, legítimos y en estado de reflexión. Uno quería sentir algún tipo de alivio, fantaseando con el repliegue de las bandas criminales desbordadas, por la amenaza de ser atacados por una población decidida a defenderse. La otra no quería hacerse parte de una violencia cruenta y despiadada, que probablemente podría atraer más violencia.
He comentado el tema con amigos y al parecer mis dilemas no me pertenecen sólo a mí. A tal punto que mientras peor sea el crimen, menos posibilidades de redención y compasión existen, por la cantidad de hechos sin sanciones de la justicia.
Lamentablemente hoy, vi (parcialmente) en facebook un video donde un hombre fue «quemado vivo» en Los Ruices (Caracas). Acto seguido (por casualidad) me encontré con una investigación en twitter del periodista de sucesos @RCamachoVzla, que al profundizar en la noticia, descubrió que «está en duda si el hombre realmente robó a alguien».
(Pueden ver las diferentes versiones del suceso y el video del hecho, colocando en google: «hombre quemado en los Ruices»).
Algunas fuentes del lugar, indican que estaba discutiendo con la ex-esposa y fue atacado erróneamente, sólo porque ella le gritó «ladrón» para enardecer a la multitud (que ya lleva 10 linchados en esa zona en pocos meses). Es posible que ella haya pretendido usar la represalia social que está sensible, para cobrarse un asunto que es de marido y mujer… Por supuesto, no pensó que llegaría a tanto.
No hay una respuesta concreta a por qué pasó, por ello mis preguntas son:
¿Y si con esta iniciativa creciente de linchamientos, nos sale el tiro por la culata y en lugar de replegarse al hampa, se comienza a condenar a inocentes con más frecuencia? ¿Y si se hacen más violentos los ataques de la delincuencia?
No es un tema fácil de digerir, no es una situación tan sencilla para tomar posición, no es un fenómeno social que se resuelva con una opinión simplista, ni una sola acción aislada. Sin embargo, puedo adelantar como reflexión:
Si un fiscal y un juez, condenan injustamente a un inocente, su abogado podría apelar el caso en el tribunal, el imputado podría salir en libertad y regresar a su vida normal. Si un ser humano es «condenado a ser quemado» por una multitud ciega / enardecida, y luego se descubre que fue una confusión, ¿cómo le subsanamos a ese inocente semejante error? ¿Cómo regresa a una vida normal?
¿Y si el inocente es alguien nuestro, que tuvo el error de estar en el lugar, momento y condición equivocada?
Una sociedad que se siente en minusvalía y vulnearabilidad ciudadana debido a la impunidad del poder judicial, tiene el «derecho» a defenderse. No obastante, también tiene el «deber» de ver con consciencia lo que hace. De lo contrario pueden ser peores sus remedios, que sus enfermedades.
Revisemos bien lo que hacemos. Puede que las reacciones que tomamos ante lo injusto, pueden ser más injustas todavía o no ser suficientemente sabias…
No tengo verdades, sólo opiniones susceptibles de ser ampliadas. ¿Qué opinas tú al respecto? Cómo diría una profesora de bachillerato: «razone su punto de vista».
Gabriel Ruda
Psicólogo – Conferencista Internacional
Sígueme en Instagram, Twitter, Facebook: @GabrielRudaPino