En mi último post en facebook, difundí la indeseable noticia del suicidio de un niño de 11 años, agobiado por recibir Bullying en su colegio. Una noticia publicada por el respetado diario «El Mundo». https://www.elmundo.es/madrid/2016/01/20/569ea93246163fd12b8b4626.html
Mi afán, fue generar consciencia en maestros, padres y familiares, para observar este suicidio como síntoma de algo más profundo que no sólo acongoja a un país.
Lamentablemente ese post del diario, no pudo reflejar cuán abrumadora pudo ser la realidad de «Diego», para haberle hecho sentir que no había escapatoria, que su única salida era la ventana por la que se arrojó en el quinto piso de su edificio… Y por la forma como la justicia está tratando de tapar la realidad de «ese colegio», probablemente nunca se sepa…
Por ello me parece prudente contar, que desde hace meses me he topado con diferentes comentarios y noticias, acerca de la forma en que el bullying se está tecnificando, desarrollando, ampliando y perfeccionando para cumplir su nefasto cometido… Donde además lo sorprendente, es que mientras más alta es la clase social, pareciera que más perversos pueden ser «los juegos».
El bullying que recuerdo en mis casi 40 años, era simplemente una tosca e insensible burla a lo impopular, una descalificación por estar desconectado de la moda, una denigración a las incapacidades, torpezas o diferencias físicas y cuando muy complejo, podía llegar a ser el sometimiento de alguien más grande a otros más pequeños…
Hoy eso pasó la historia, para volverse todo un complejo sistema de ataque a ciertas víctimas elegidas.
Esto puede conllevar en los colegios, a buscar apoyo en otros salones de clase para hacer masivo el acoso o incluso armar toda una estrategia para evitar: hacer trabajos, incluir en juegos, dialogar en el colegio o asistir a los eventos sociales organizados por las víctimas.
Es decir,
El rechazo de antes se convirtió en segregación masiva hoy… El «chalequeo» (burla en venezolano) se ha vuelto estrategia de humillación… El «sometimiento» físico se ha vuelto tortura (a veces entre varios) y en algunos casos hasta ha llegado a la sodomización de la víctima… con la correspondiente colocación de los videos en internet.
Además, el terror no termina con el regreso a casa, sino que se prolonga por redes sociales y correo, donde literalmente bombardean a las víctimas con ataques de diversa índole…
De hecho puede llegar a la creación de grupos para descalificarlas, desprestigiarlas o desmeritarlas. A veces incluso, puede conllevar el bloqueo masivo en whatsapp, facebook, twitter, instagram, para condenarlas al ostracismo.
Es decir, el bullying de hoy no busca hacerles sentir rechazados a los débiles, sino que arma una «corte» que otorga sentencia previa sin juicio, condenando a las víctimas a ser inexistentes o etiquetadas sin derecho a réplica…
No asevero que todos los colegios sean así, ni que todos los niños / adolescentes adopten esos comportamientos, ni menos podría aseverar que está pasando en todas las latitudes.
Sólo les ilustro algunos de los extremos con los que me he topado a través de colegas con los que he trabajado en «PASOS Juveniles», donde la imaginación infantil que debería estar siendo utilizada para actividades productivas o divertidas, puede volcarse al desarrollo de iniciativas realmente despiadadas…
Estoy de acuerdo en que algunos padres pueden ser muy consentidores, sobreprotectores y generadores de princesitas y príncipes malcriados, que no están aprendiendo a tener el carácter necesario para convivir en un mundo donde el bromeo también es parte de la vinculación social.
De hecho, también opino que es repugnante ver a «algunos» niños grandes, jugando a ser víctimas de todo, porque sus padres los tratan como «muy chiquitos para…» O peor aún, los ves comportarse como «inútiles sin criterio ante nada», porque sus progenitores opinan que «no necesita pasar por lo que ellos pasaron». (Como si muchas de esas situaciones precarias o normales, no forjaron carácter, actitud y madurez en muchos de nosotros).
Ahora bien, estos modernos sistemas de humillación, segregación y terrorismo juvenil, dejarían como «cachorrito indefenso», al más bravucón de los «acosadores» de mi época juvenil en los 80´s. Por tanto, el problema no es sólo un tema de criar hijos blandengues. Sino que la denominada selva de concreto adulta, ahora empieza en la «escuela primaria», se perfecciona en el bachillerato y podría estarse tornando cada vez más emocionalmente primitiva y mentalmente moderna (en el peor sentido)…
¡El tema del bullying y su modernización es grave! El internet hasta le permite hacer a los jóvenes «benchmarking», es decir, búsqueda de mejores prácticas, para ver «cómo se jode a los débiles en otras latitudes…»
Ahora bien, ¿Qué procesos psicológicos se están gestando en la mente de los victimarios juveniles de hoy? La conversación da para mucho y el diagnóstico no es tan simple, varía con la clase social, la realidad familiar y el entorno país donde se gesta…
Lo que si es cierto, es que:
La preparación juvenil para aprender a defenderse y la conscientización para respetar la dignidad e integridad de los demás, comienza en casa…
No basta sorprenderse ante esta realidad… Es necesario averiguar, ¿Cómo está ese nivel de consciencia, respeto a otros y autodefensa en nuestros niños / adolescentes? A veces hay que ir al colegio sorpresivamente y constatarlo… No es suficiente que te lo digan ellos.
Hay mucho por hacer. Los psicólogos y formadores, no podemos hacer por los padres y familiares, el trabajo que les corresponde…No permitamos que la inconsciencia, haga que nuestros hijos, sobrinos o ahijados, pierdan la nobleza e inocencia de esa época… o peor aún: ¡SU VIDA!
Además, si eso es lo que se está gestando en la niñez y en la adolescencia, imagínate lo que se consolidará en la adultez…
Ojalá que la muerte de Diego, al menos sirva para evitar que su historia se siga repitiendo…
Nos vemos en cada «acto consciente» y cada sueño por construir…
Gabriel Ruda – Conferencista Internacional
www.gabrielruda.com – Redes Sociales: @GabrielRudaPino